HEMEROTECA
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- Alfonso II de Portugal se fortalece contra las ambiciones de León
COIMBRA, 1218. La toma de la fortaleza de Alcàcer do Sal, y con ella el refuerzo de la seguridad de Lisboa, ha supuesto un importante fortalecimiento de la posición del rey Alfonso II de Portugal, muy debilitado desde que sus hermanas huyeran a León con el apoyo de gran parte de la nobleza y de la aristocracia eclesiástica. La victoria contra los almohades permite al tercer rey de Portugal erigirse como capaz defensor de los intereses del reino, lo que le ha granjeado el apoyo de magnates portugueses. Por el contrario, ha supuesto un jarro de agua fría para sus hermanas y para Alfonso IX de León, quienes pretendían aprovechar la debilidad Alfonso II para proponer al mismo Alfonso IX, hijo de Urraca de Portugal y por lo tanto primo de Alfonso II de Portugal. El debilitamiento de la monarquía lusa viene de las decisiones tomadas por su abuelo Alfonso I, quien cedió importantes privilegios y riquezas a la jerarquía eclesiástica a cambio de que el papa de Roma le reconociese como rey, algo que no hizo hasta 1179 a pesar de que Alfonso I había sido declarado rey de Portugal en 1139. Esta política de cesiones a la iglesia y a la nobleza había continuado bajo el reinado de su hijo Sancho, y llegó a su punto máximo con el testamento de éste, quien dotó de importantes dominios a sus tres hijas, en detrimento de mantener los estados patrimoniales unidos a favor de Alfonso II. Éste trató de evitar el debilitamiento que tales cesiones suponían, pero ello provocó el levantamiento de los magnates de la iglesia y de sus hermanas, quienes pidieron ayuda al rey de León. Sin embargo, esta magnífica oportunidad debió ser aplazada tras la muerte de Alfonso VIII de Castilla y la consiguiente guerra civil castellana. La nueva debilidad del archi-enemigo castellano no podía ser desaprovechada por Alfonso IX de Léon, quien llegó a acordar la boda de una de sus hijas con Enrique I, el rey-niño en poder del conde Álvar Núñez de Lara, quien se había hecho contra la regencia en disputa con Berenguela de Castilla. Pero la muerte accidental del niño Enrique I permitió a Berenguela maniobrar para que fuera coronado su hijo Fernando como rey de Castilla (julio 1217). Ahora, la conquista de Alcàcer do Sal ha mejorado sustancialmente la posición de Alfonso II de Portugal, con lo que la fuerza de su alternativa ha perdido fuerza y ha acabado por aparcar los planes de intervención de León en el rey de luso. IMAGEN SUPERIOR: ALFONSO II DE PORTUGAL, OBTENIDA DE WIKIPEDIA Relacionados ---------------- Los cruzados conquistas Alcàcer do Sal, pero se atascan en Damieta Berenguela de Castilla corona a su hijo Fernando y desbarata otra injerencia de León ¿Que pasó después en León? ¿Qué pasó después en Portugal?
- Los cruzados rechazan la oferta de Jerusalén y toman Damieta
DAMIETA, 8 de noviembre de 1219. Después de año y medio de asedio, el ejército cruzado en Egipto ha tomado la ciudad de Damieta, su primer objetivo en la campaña de la Quinta Cruzada. Prácticamente, la ciudad se ha entregado a los cristianos, pues tras el largo y durísimo asedio, el hambre y las enfermedades habían reducido la población de 60.000 a menos de 10.000 habitantes, la mayoría mujeres y niños, con lo que la ciudad no disponía de soldados suficientes para defender su triple cinturón de murallas. Cuando las tropas del duque de Austria entraron en la ciudad, se encontraron con un espectáculos dantesco: las calles estaban repletas de cadáveres sin enterrar, y los pocos supervivientes que quedaban se encontraban enfermos y totalmente desnutridos. Los cruzados habían desembarcado en la costa de Egipto en mayo de 1218, y tardaron tres meses en tomar la torre exenta que vigilaba la entrada del canal del Nilo en la ciudad. No obstante, los musulmanes consiguieron hundir varias naves en la entrada del canal, con lo que a los cruzados les fue imposible entrar con sus barcos. Pero la ciudad se mantuvo firme, y a pesar de que llegaron refuerzos de Francia que elevaron el número de soldado cristianos hasta 35.000, consiguió rechazar todos los ataques que aquellos realizaron durante el invierno, la primavera y el verano de 1219. Un momento crítico de la campaña tuvo lugar durante la primavera de 1219. En ese momento, los enviados de al-Kamil (quien había sucedido a su padre al-Adil como sultán de Egipto en 1218), ofrecieron a los cruzados que se retiraran de Damieta a cambio de entregarles la ciudad de Jerusalén y devolverles la reliquia de la Santa Cruz, la cual había sido capturada por Saladino tras la batalla de Hatin en 1187. La oferta era muy tentadora, pues al fin y al cabo la recuperación de la Ciudad Santa de Jerusalén era el objetivo final de la Cruzada. Pero tanto el legado pontificio Pelagio, el rey de Jerusalén Juan de Brienne y los hermanos Montaigú (maestre de los Templarios y de los Hospitalarios) desecharon la oferta porque musulmanes habían destruido las defensa de Jerusalén, con lo que si abandonaban el asedio se quedarían sin Damieta y muy expuestos en Tierra Santa. Al respecto, hay que decir que las operaciones en Palestina, teatro secundario de esta cruzada, eran dominadas por al-Mu'azzam, hermano de Kamil y sultán de Siria, a pesar de que había sido rechazados en su ataque de 1218 contra la recién construida y magnífica fortaleza de Chateau Pelerin, el último grito en tecnología militar defensiva. Previamente a estas negociaciones, había llegado a Egipto Francisco de Asís, el fundador de la orden de los franciscanos, quien llegó a entrevistarse con al-Kamil confiado en convencerle de que el Islam era una religión y que el cristianismo era la verdadera. El sultán de Egipto aceptó recibirlo, y no se sabe si por admiración del monje o divertido por su osadía, decidió no cortarle la cabeza, que es lo que usualmente podría esperar un cruzado en manos de los musulmanes. Rechazada la oferta de Jerusalén, las operaciones de asedio continuaron a lo largo de todo 1219, con la esperanza de que llegaran los nuevos refuerzos prometidos por el emperador Federico II al papa Honorio III. Pero los refuerzos no llegaron y la situación de los cruzados se debilitaba por momentos, hasta que, casi por sorpresa, a principios de noviembre comprobaron que la ciudad ya no podía defenderse por sí misma. La siguiente fase prevé adentrarse en Egipto y buscar la derrota de las tropas de al-Kamil. Pero la dureza de la toma de Damieta y el desconocimiento del terreno aconsejan mucha cautela. De momento es imprescindible que lleguen de una vez los refuerzos prometidos por Federico II, rey de Alemania y de Sicilia que sigue negociando su coronación como emperador con el papa Honorio III. IMAGEN SUPERIOR: ASALTOA A DAMIETA, DE LA WEB ARRECABALLO.COM FRANCISCO DE ASIS Y AL-KAMIL, SULTÁN DE EGIPTO, PINTURA DEL MONASTERIO DU GAI RIRE Relacionados ---------------- Los cruzados se atascan en Damieta ¿Qué pasó después?
- El sah Mohamed II fracasa en su ataque a Bagdad
MONTES ZAGROS, invierno 1218. El ejército corasmio se ha visto incapaz de atravesar la cordillera de los Montes Zagros cuando se dirigía a conquistar Bagdad. Un violenta tormenta de nieve ha azotado a la expedición con el resultado de miles de soldados muertos y casi todas las provisiones perdidas. En estas condiciones, Mohamed II no ha tenido más remedio que darse la vuelta y regresar a Urgench, la principal ciudad del imperio. Mohamed II había decidido atacar Bagdad y deponer al califa al-Nasir tras la negativa de éste a reconocerlo como sah (rey) de Persia. El califa al-Nasir actuó así siguiendo las indicaciones de al-Kadil, el sobrino de Saladino que gobierna como sultán de Siria y Egipto y que actualmente está defendiéndose del ataque de los cruzados a la ciudad de Damieta. Mohamed II es hijo de Tekish, un antiguo esclavo del sultán selyúcida de Iconio, el estado turco que se creó al oeste de Bizancio, en la península de Anatolia, y que derrotó al emperador Manuel Commeno en Miriocéfalo, en 1176. Tekish se independizó de los selyúcidas y en 1194 derrotó al sultán selyúcida Togrul III, al tiempo que también conseguía desprenderse del control de los Kara-Katai, en el oeste de China. A la muerte de su padre, en 1200, Mohamed II expandió sus dominios conquistando Samarcanda, Tabaristán y Transaxonia, consiguiendo que su imperio se extendiera desde el río Sir Darya hasta el Golfo Pérsico, lo que se conoce como el Gran Irán. Fue entonces cuando solicitó al califa abassí de Bagdad que le reconociera como sah, a lo que aquel se negó. Su primera intención fue atacar Bagdad, pero una devastadora tormenta de nieva destruyó la expedición cuando ésta atravesaba los Montes Zagros, la frontera natural entre Persia y Siria. Y se dispara la tensión con los mongoles En cuanto a la frontera oriental, Gengis Kan llevaba tiempo interesado en ampliar relaciones comerciales con los jorezmitas para ampliar la influencia de la ruta de la seda, negocio que ya controlaba en Mongolia y China y del que obtenía pingües beneficios. Pero sah Mohamed II siempre se había mostrado receloso, pues recibía noticias de sus embajadores en China y conocía la violencia de los mongoles, especialmente desde la espeluznante conquista y saqueo de Zhongdu, la capital de la China Jin o del Norte. Tras conocer los problemas del sah Mohammed II con el califa abassí, Gengis Kan ha forzado la situación enviando una caravana de 500 camelleros a Otrar, pero el gobernador de la ciudad, Inalchuq, ha respondido apresando a todos los componentes y acusándolos de espías de los mongoles. Rápidamente, Gengis envío una embajada reclamando la liberación de la caravana y el establecimiento de relaciones comerciales, pero el gobernador se mantuvo en sus trece, y peor aún, mató a uno de los embajadores y rapó a los otros dos. La tensión entre jorezmitas y mongoles se encuentra ahora en máximos, con lo que vuelvan a sonar tambores de guerra en el Golfo Pérsico. IMAGEN SUPERIOR: VISTA DE URGENCH, LA CAPITAL DEL IMPERIO CORASMIO CORDILLERA DE LOS MONTES ZAGROS Relacionados ---------------- Los mongoles arrasan Zhongdu y la refundan como Pekín Los cruzados conquistan Alcácer do Sal, pero se atascan en Damieta ¿Qué pasó después?
- Resumen años 1210
Durante la década de los años 1210 hemos cubierto la ruptura del equilibrio peninsular en Hispania tras la batalla de Las Navas de Tolosa, la ascensión de Francia a potencia europea con la victoria de Bouvines y la congelación de las aspiraciones de Aragón sobre el sur de Francia como consecuencia de la derrota de Muret, tres batallas fundamentales para el futuro de Europa. Además, hemos asistido a la profusa utilización de las cruzadas como poderosa arma política: hasta cuatro cruzadas estarán activas en esta sola década. Los reinos cristianos toman la iniciativa en Hispania. El potente ejército almohade, el que restableció la resistencia de Al-Ándalus frente a la expansión cristiana (Cáceres, Alarcos) ha sido totalmente derrotado en Las Navas de Tolosa (1212), una victoria que supone la culminación de la Cruzada Hispánica liderada por Castilla y negociada con Roma durante años. No obstante, la explotación de tan gran victoria no ha cumplido las expectativas generadas, pues los almohades habían convertido las populosas ciudades en auténticas fortalezas muy difíciles de conquistar. Para más inri, tres de los cuatro reinos involucrados en esta explotación han caído en graves crisis políticas (Castilla, Aragón, Portugal). Solo Alfonso IX de León, que no participó en Las Navas, estaba en condiciones de acturar pero Cáceres ha rechazado todos los ataques leoneses. La expansión cristiana hacia el sur tendrá que esperar. Francia sale del cisma imperial convertida en potencia europea El apoyo de Felipe II de Francia al papa Honorio III ha sido una apuesta arriesgada que eventualmente ha convertido a Francia en la nueva potencia del continente. Arriesgada, porque los enemigos de Francia la rodeaban por el este (Sacro Imperio) y por el oeste (Inglaterra), pero también necesaria para mejorar las aspiraciones de Francia sobe el Languedoc, donde la cruzada contra el catarismo es el instrumento perfecto para intervenir contra de unos señores que, hasta el final de la década, recibían el apoyo de Aragón. El cisma desatado tras el repentino cambio de postura del emperador Otón IV (excomulgado por el papa Inocencio III en 1210), y el enfrentamiento de Juan I de Inglaterra con la iglesia católica, dejaron a Felipe II de Francia como único aliado de Roma. Fueron unos momentos confusos y muy peligrosos, pero que se resolvieron de forma casi milagrosa en Bouvines (1214). Felipe II obtuvo un enorme prestigio, y la impagable ayuda de Roma en el sur francés; al poco tiempo, en 1219, el papa Honorio III destituía al conde Sancho de Aragón, procurador general del reino ante la minoría de edad de Jaime I, por apoyar al conde de Tolosa en su lucha contra los cruzados franceses. Luz verde para Francia en el Midi. Aragón encuentra la oposición de Roma en el sur de Francia Tras años (si no décadas) de tiras y aflojas, Roma se ha decantado por Francia como aliada para acabar con la herejía cátara extendida por el Languedoc. Así ha quedado confirmado tras la destitución del conde Sancho como procurador general de Aragón (1219) algo que Honorio III ha podido hacer porque es el señor feudal del reino. La década comenzó con el arranque de la cruzada albigense contra los cátaros, la segunda de la década y declarada tras el asesinato del legado papal en 1209. Los cruzados avanzaron inexorablemente, y allí por donde pasaban se repetían las horrorosas quemas de herejes. Y hasta allí fue Pedro II El Católico en apoyo de sus vasallos, para encontrar la muerte en Muret (1213). Y allí volvió el conde Sancho, procurador general de Aragón tras la muerte de su hermano el rey Pedro, con Raimundo VI pero reconquistar Tolosa (1217). Poco después, Sancho era destituido de su cargo y el papa Honorio III nombraba un consejo de nobles para regentar Aragón. Pero estos nobles utilizar su poder para enfrentarse al rey Jaime I (1204), todavía un adolescente, y aumentar su poder. También fue noticia Asombrosa expansión de los mongoles: en solo once años, los que van desde que en 1209 los mongoles salieran de su territorio histórico, hasta la toma de Samarcanda en 1220, Gengis Kahn y su pueblo han protagonizado una expansión relámpago sin parangón en la Historia, que les ha llevado a controlar las tierras asiáticas desde la recién fundada Pekín hasta las puertas del mismo Bagdad. Grave crisis en Portugal; el reino en peligro: el ascenso al poder de Alfonso II (1212) ha supuesto un cambio en la dócil actitud de la monarquía con respecto a la poderosa iglesia lusa. El resultado llegó a poner en peligro la misma existencia del reino cuando los obispos ofrecieron el trono portugués a Alfonso IX de León. Concilio de Letrán IV: arranca la Quinta Cruzada. El mayor, más pomposo y probablemente el más importante concilio de la Edad Media (1215), ha aprobado la Quinta Cruzada, la tercera desde que en 1187 Jerusalén cayó en manos de Saladino. y la tercera, también, que se desarrolla está década. Al igual que se planeó en la Cuarta, la cruzada se dirigirá a Egipto en lugar de a Palestina. En 1219, tras año y medio de sitio, caía en manos cruzadas la ciudad de Daimieta, el primero de los objetivos de la empresa. Siguiente paso: El Cairo. Igualmente, el concilio ha aprobado otras disposiciones de gran importancia, como activar la cruzada contra los cátaros, obligar a los judíos a vestir ropajes que los diferencien o a unificar la doctrina de la iglesia, muy amenazada por las herejías. Los barones ingleses arrancan a Juan I la primera constitución escrita: la expulsión de los ingleses del continente y la derrota del ejército inglés ante Felipe II Augusto, han colocado a Juan I en una posición de extrema debilidad. Ante la presión de sus barones, se ha visto obligado a aceptar por escrito importantes limitaciones del poder real. Dinamarca, señora del báltico: la crisis en que ha quedado sumido el Sacro Imperio tras el cisma imperial, ha sido aprovechada por Valdemar II para intensificar la expansión iniciada por su padre Canuto IV y llegar hasta las costas orientales del báltico. Se trata de un capítulo más de la cruzada báltica (la cuarta de la década). Allí ha derrotado a los paganos estonios y ha decidido adoptar una nueva enseña nacional: el Dannebrog, la bandera más antigua del mundo. En El Filferro Magazine: Alfonso VIII de Castilla y Leonor de Inglaterra, Pedro II de Aragón, Francisco de Asís, Universidad de Salamanca, Venecia, Catedral de Notre Dame.
- Alfonso IX de León crea los Estudios Generales de Salamanca
SALAMANCA, 1218. Ante las dificultades que están sufriendo los estudiantes leoneses para asistir a los Estudios Generales de Palencia, Alfonso IX de León ha decidido elevar los estudios de las escuelas de la catedral de Salamanca a la categoría de Studium Generale, lo que les permitirá recibir a estudiantes procedentes de cualquier lugar de la Cristiandad y organizar sus estudios en las mismas facultades que lo hacen París, Bolonia, Montpellier y Oxford, por citar los cuatro centros de enseñanza superior más importantes del momento. En cierta medida, por lo tanto, la fundación de los Estudios Generales de Salamanca son una consecuencia de la guerra civil castellana que estalló tras la muerte de Alfonso VIII y que ha dejado una pésimas relaciones entre Alfonso IX de León con su ex Berenguela de Castilla y su hijo Fernando III de Castilla. Los estudios generales han sido otorgados a Salamanca porque las escuelas catedralicias de la ciudad , de las que se tiene constancia desde finales del siglo pasado, habían alcanzado un alto prestigio en la formación de estudiantes. En principio, los estudios de Salamanca se especializarán en la enseñanza del Derecho, igual que en Bolonia, aunque también se podrá estudiar Artes Liberales (el Trivium y el Quadrivium) y Teología, ésta última la más importante de todas las enseñanzas universitarias impartidas. Los estudios generales de Salamanca recibirán el título de Universidad más tarde, cuando Alfonso X les otorgue dicho título el 8 de mayo de 1254. Salamanca ya era sede episcopal durante el reino visigodo, pues aparece como una de las ciudades que enviaban obispos a los concilios de Toledo en 589. Con la conquista musulmana, la ciudad quedó semiabandonada, igual que le ocurrió a toda la zona que quedó como frontera entre cristianos y Al-Ándalus. Después de la batalla de Simancas, cuando en agosto de 939 los ejércitos de Ramiro II de León derrotaron al califa Abderraman III, la zona ganó en seguridad, pero no fue hasta la definitiva conquista de Toledo por parte de Alfonso VI, 1086, que comenzó lo que propiamente podemos llamar su repoblación. Siguiendo órdenes del emperador, en 1102 su yerno Raimundo de Borgoña (casado con su hija Urraca de Castilla) se dirigió a la ciudad con un buen número de repobladores. quienes se unieron a los habitantes de los alrededores y se establecieron en el interior de lo que fue el recinto amurallado romano. Con Raimundo de Borgoña vino el obispo Jerónimo de Perigord, que fue investido por el conde obispo de las recién restauradas sedes de Salamanca, Zamora y Ávila. Jerónimo de Perigord fue el que inició la construcción de una nueva catedral (la Catedral Vieja de Salamanca) durante el primer tercio del siglo XII, cuyas escuelas acaban de ser elevadas a la categoría de estudios generales. Se dice que fue el obispo Perigord quien trajo la imagen del Cristo de las Batallas, un talla que salvó cuando tuvo que abandonar Valencia ante la llegada de los almorávides, ciudad a la que llegó en 1094 de la mano de El Cid. La catedral de Salamanca fue diseñada con planteamientos románicos (para soportar una bóveda de cañón), pero en estos momentos, 1218, todavía no está acabada, lo que ha permitido que, en sus remates finales, la catedral contenga estructuras y elementos del nuevo arte llegado de Francia, el gótico. La Catedral Vieja de Salamanca estuvo a punto de ser destruida cuando en 1520 se empezó la construcción de la nueva catedral, adyacente a aquella. Pero el largo período transcurrido hasta la finalización de esta última, ya en pleno siglo XVIII, y las mayores necesidades de espacios para el culto hizo que se abandonase la idea de su derribo. IMAGEN SUPERIOR: UNIVERSIDAD DE SALAMANCA CRISTO DE LAS BATALLAS, EN LA CATEDRAL NUEVA DE SALAMANCA Relacionados ---------------- Berenguela de Castilla corona a su hijo Fernando y desbarata otra injerencia de León Palencia, ciudad de estudiantes ¿Qué pasó después?
- El Bovatge; el impuesto general de Catalunya también se aplicará en Aragón
MONZÓN, septiembre de 1218. La curia generalis celebrada en Monzón ha autorizado al rey para que pueda recaudar el impuesto del bovatge, un exacción que nació en los condados catalanes el principio del siglo XII y que Pedro II comenzó a aplicar a en Aragón, no sin pocos problemas, a principios del XIII. Supone la primera medida fiscal que se aplicará en ambos estados recién reunidos en la Corona de Aragón. El impesto del Bovatge aparece en 1118, cuando el conde de Barcelona Ramón Berenguer I, después de incorporar los dominios de Conflent, declara a todos los bueyes y bienes del condado bajo su protección, al tiempo que solicita un pago por buey y persona a todos los nuevos súbditos. De ahí viene el nombre de bovatge. Por lo tanto, el bovatge nace íntimamente relacionado con el crecimiento y las alianzas de los condados catalanes y con la tradición de ser aplicados con la llegada de la paz. Con posterioridad, el bovatge fue solicitado por otros condes barceloneses al inicio de su gobierno, como un impuesto de accesión. Pero fue con Alfonso II de Aragón (1197), primer conde de Barcelona que aunaba la dignidad real de Aragón y la condal de Barcelona, quien lo extendió a todos los condados catalanes Pero fue Pedro II quien recurrió varias veces a solicitar este impuesto y, lo que es más importante, fue el primer monarca que también lo solicitó en Aragón. Y es que la situación económica del reino tocó fondo durante el reinado de El Católico; gran guerrero y siempre dispuesto a acudir a la batalla, la política exterior desarrollada en las campañas de Occitania y en la cruzada contra los almohades dejaron completamente exhaustas las arcas de Aragón. Así, en 1205 promulgaba por primera vez el cobro de un impuesto que, aunque no lo llamaba de esa manera, tenía la misma base y las mismas características del bovatge. Esas primeras demandas sufrieron el rechazo frontal de la nobleza aragonesa, quien solo se avino al acuerdo tras el compromiso del rey de no volver a solicitarlo. Pero Pedro II volvería a hacerlo; hasta cinco veces en ocho años realizará el cobro de la exacción, todas las cuales debieron ser negociadas con los nobles, y la de 1211, recaudada para la cruzada almohade que culminará con la batalla de Las Navas de Tolosa, también chocó con la Iglesia, quien accedió después de una fuerte negociación y tras la concesión de amplias franquicias. Las curia generalis de Monzó de 1218 ha vuelto a aprobar la concesión de un bovatge a aplicar tanto en Aragón como en Cataluña. En esta ocasión se da la importante novedad de que ha sido aprobada por los nobles, la iglesia y los nuevos invitados; los burgueses de las ciudades. El bovatge ha quedado ya instalado como una importante herramienta de recaudación, y por tanto de poder, de la monarquía aragonesa, cuyas principales características son que se paga al inicio de cada reinado y que se pueden solicitar otros bovatges a lo largo del mismo, pero eso sí; siempre negociados y con el beneplácito de la nobleza. Con la aceptación del bovatge, los nobles y eclesiásticos aceptan el control de su riqueza por parte del monarca, ya que el pago del mismo supone el conocimiento y la tasación de los bienes que sean propiedad de cada sujeto pasivo. Esto supone la aceptación de la labor de los veguers, los representantes reales encargados de detallar, valorar y tasar los bienes de los habitantes del reino. Se trata, por tanto, de una incursión del rey en la jurisdicción de feudal de la nobleza, un avance más en la concentración de poder en manos del rey que estamos viviendo en esta época por toda Europa. Aunque en este caso siempre negociada y con la aceptación de la nobleza. Relacionados ---------------- Los templarios custodiarán el rey-niño, jurado en Lérida como Jaime I de Aragón Pedro II de Aragón es derrotado y muerto en Muret ¿Que pasó después en ARAGÓN?
- Los cruzados conquistan Alcácer do Sal, pero se atascan en Damieta
DAMIETA, 28 agosto 1218. La flota cruzada que salió de los puertos holandeses y alemanes durante la primavera del año pasado, ha experimentado una suerte desigual en el inicio de la Quinta Cruzada. Como se recordará, la Cruzada fue organizada por el papado, y al contrario que las anteriores, preveía atacar Egipto en lugar de hacerlo directamente sobre Palestina, ya que desde El Cairo, donde gobierna Al Kadil, el hermano de Saladino que ahora es sultán Siria y Egipto, éste podía enviar refuerzos que dificultaran la ambicionada toma de Jerusalén. El plan adoptado en Acre preveía que un flota proveniente de Palestina y otra del norte de Europa convergieran en las costas de Egipto, y desde se dirigieran a Damieta, importante ciudad comercial camino de El Cairo. El obispo Pelayo de Albano, legado pontificio para la cruzada y máximo dirigente, acordó que, previamente a la llegada a Egipto, la flota europea debía desembarcar en Lisboa y atacar la posición avanzada de Alcácer do Sal, una imponente fortaleza que los almohades habían recuperado en su contraofensiva de 1174, cuando expulsaron de ella a los caballeros de la recién creada orden de Santiago. Para ello, el papa Honorio III convocó la cruzada portuguesa, en la que convergerían las tropas del rey Alfonso II de Portugal, la flota cruzada proveniente de Alemania y las diferentes órdenes militares hispánicas, con la de Santiago a la cabeza. En julio de 1217, la flota inicio el bloqueo, y durante el resto del verano las tropas de tierra cercaron la fortaleza. Pero los constantes refuerzos que los almohades enviaban desde Badajoz, Sevilla, Córdoba y la lejana Jaén, los sitiadores sostuvieron la presión hasta que la suerte se decidió en una batalla campal, al igual que ocurrió en Las Navas de Tolosa. Y como entonces, las tropas cruzadas derrotaron a las musulmanas en una victoria que alcanzó tanta resonancia como la de Las Naves. La fortaleza, de difícil conquista y bien abastecida, todavía tardó un mes de rendirse, hasta el octubre siguiente; con su conquista, se garantizaba la seguridad de Lisboa, y los caballeros de Santiago, con su comendador mayor de Portugal al frente, recuperaban su sede principal en el reino luso. Él éxito fue tan grande y tan celebrado, que tanto los maestres y priores de las órdenes que participaron, así como los obispos de Lisboa y Évora, solicitaron de Honorio III que permitiese a los cruzada continuar la lucha en Portugal y explotar el desmoronamiento almohade en su frente occidental. Pero Honorio III no cedió; la conquista de Egipto era de crucial importancia para la recuperación de los Santos Lugares. Así, en mayo de 1218, la flota proveniente de Palestina se unía a la europea en las costas del Delta del Nilo y se preparaba al ataque a Damieta, la ciudad elegida como objetivo. Pero la ciudad estaba muy bien guardada; protegida por tres conjuntos de murallas, con fosos entre ellas y veintiocho torres defensivas. Además, junto a la muralla occidental había una torre exenta sobre una isla, en pleno río, con una cadena que impedía su paso. La toma de esta torre era fundamental para poder iniciar el ataque a la ciudad. Además, tanto la ciudad como la torre disponían de abundante provisión de fuego griego. El ataque fue dirigido por Juan de Brienne, rey de Jerusalén y jefe militar de la expedición. Los primeros envíos de barcos fueron todos rechazados desde la torre. Primero, las naves volvían aseatadas e incendiadas, después se las dotó de un grueso blindaje de madera, que también resultó dañado. La solución final llegó con la idea de amarrar dos barcos con cuatro mástiles, dotarla de puente giratorio y recubrirlo todo por pieles ignífugas. La impresionante fortaleza consiguió contactar con la isla. Durante mucho tiempo no se supo qué bando avanzaba y cual retrocedía, hasta que al final, el 28 de agosto, los cruzados consiguieron apoderarse de la torre. Había sido un esfuerzo titánico, con alto coste de hombres y material, para tomar solo la torre exenta de las murallas. Quedaba lo más difícil; la triple muralla de la ciudad, que además recibía refuerzos de El Cairo. Los combates han continuado durante el otoño y el invierno, sin que faltasen las acostumbradas salidas de los sitiados, que en una de ellas realizada en octubre prácticamente ha destrozado el campamento cruzado, causando muchos muertos heridos. En esto momentos, continúa el sitio de la ciudad, pero las condiciones de los sitiadores son cada vez peores. Las noticias de este atasco han causado gran preocupación en Roma, donde Honorio III ha hecho llegar al emperador la orden de que ayuda en la cruzada con el envío de sus tropas. Federico II, por su parte, se ha comprometido a acudir en ayuda de los cruzados, pero fuentes muy cercanas aseguran que no tiene mucha prisa en poner en práctica su compromiso. IMAGEN SUPERIOR: CASTILLO DE ALCÁCER DO SAL ATAQUE A LA TORRE DEL RÍO, CON LA CIUDAD DE DAMIETA AL FONDO Relacionados ---------------- Inocencio III proclama la Quinta Cruzada Trending Tópics CRUZADAS Noticias de ASIA ¿Qué pasó después en las CRUZADAS? ¿Qué pasó después en Portugal? ¿Qué pasó después en Al-Andalús?
- El Señor de las Flechas, de Conn Iggulden
El Señor de las Flechas es la segunda entrega de la trilogía Conquistador, de Conn Iggulden. La saga narra la historia de Temujin, el joven mongol desterrado que acabará convirtiéndose en Gengis Kan y unificará las tribus mongolas contra su histórico enemigo del este, el imperio Xi. El Señor de las Flechas continua la historia narrada en El Lobo de las Estepas, cuando el joven Temujestein consigue unir bajo su mandato a las tribus de su pueblo. Es ahora, un vez convertido en líder de las tribus, cuando decide volverse contra su enemigo del este. En la obra viviremos el asalto a la muralla China, la gran batalla del desfiladero de Yeuling y la conquista de Pekín. De la sinopsis: "El joven Temujin se ha convertido en Gengis Khan, el victorioso comandante que conseguirá unir a las tribus más belicosas de las estepas. Su intención es forjar una nueva nación en las salvajes llanuras y montañas de Mongolia, un nacimiento sangriento que pondrá a un continente de rodillas.Durante miles de años, las tribus han sido mantenidas a raya por las fortalezas del imperio de los Chin, una tierra de enorme riqueza e ingentes ejércitos imbatibles. A cambio, los guerreros de Gengis sólo poseen el arco, el caballo y una disciplina de hierro nacida de una tierra de hielo, hambre y muerte. Las murallas de piedra se ciernen sobre los jinetes mongoles, su khan deberá derrotar al antiguo enemigo y llevar a su pueblo a la grandeza o ver cómo su gente se dispersa y sus sueños se rompen en mil pedazos". La saga Conquistador tiene dos obras más que continúan la historia de El Señor de las Flechas; Los Huesos de las Colinas y El Imperio de Plata. Relacionados ---------------- Temuyín unifica las tribus mongolas tras veinte años de luchas Los mongoles derrotan al ejército Jin y someten la capital Zhongdu. El Filferro Magazine: NOVELAS
- Barcelona, retaguardia cátara; Aragón desafía a Roma y reconquista Tolosa
TOLOSA, 13 septiembre de 1217. Exactamente cuatro años después de que Pedro II de Aragón fuera derrotado en la batalla de Muret y Simón de Monfort conquistara Tolosa, las tropas de Raimundo VI de Tolosa, coaligadas con las de Aragón enviadas por el procurador general conde Sancho de Cerdeña, han desembarcado en Marsella y han derrotado a Simón de Monfort en Beaucaire. Poco después liberaban Tolosa del dominio católico. La campaña comenzó a fraguarse a mediados del año pasado tras a muerte de Inocencio III, acérrimo enemigo de los intereses de Aragón en el sur de Francia. Tras la derrota de Muret y la pérdida de Tolsa en 1212, el conde Raimundo VI y su hijo Raimundo VII se refugiaron en Barcelona, desde donde obtuvieron el apoyo del reino aragonés para la recuperación de sus dominios. Pero Aragón se encontraba en tiempo de extrema debilidad; la muerte de Pedro II había dejado a su hijo Jaime, de solo 5 años, como rey de Aragón, pero en medio de una nobleza totalmente desbocada que arrasaba el país en busca de mayor poder y riqueza. La situación se estabilizó en la curia de Lérida (agosto 1214), donde el niño-rey fue jurado rey de Aragón y se nombró al conde Sancho de Cerdaña procurador general del reino, ayudado de un consejo de nobles mitad aragoneses y mitad catalanes. En la misma curia se establecía la Constitución de Paz y Tregua, por cual los nobles dejarían de guerrear entre ellos. A pesar de la difícil situación, el conde Sancho no hizo oídos sordos a las peticiones del conde de Tolosa, y en 1215 envió delegados a Roma, donde se estaba celebrando el fastuoso concilio de Letrán IV, para pedir al papa Inocencio III la restitución de los territorios del sur de Francia. Pero el papa se mantuvo firme y ratificó a Simón de Monfort como señor de Tolosa. Así, hubo de esperar a la muerte de Inocencio III en el verano de 1216 para retomar los intereses de Aragón en La Provenza. Al año siguiente, las tropas de Aragón y Tolosa deafiaban a Roma desembarcando en Marsella (que seguía siendo propiedad de Raimundo VI). La acción provocó una insurrección general en La Provenza, que fue aprovechada por el conde Raimundo para derrotar a los católicos en Beacair y entrar en Tolosa el 13 de septiembre de 1217. Pero la acción fue duramente condenada por el sucesor de Inocencio III, Honorio III, quien ordenó retomar la cruzada contra los cátaros y devolver los territorios a Simón de Monfort. Las tropas aragonesas obedecieron a su señor feudal, el papa, y regresaron a Barcelona. Pero el conde de Tolosa se negó a obedecer; volvió a enfrentarse a Roma y se dispuso a resistir el nuevo ataque católico. Efectivamente, en enero de 1218 Simón de Monfort ponía sitio a la ciudad del Garona. Pero seis meses después, el jefe católico moría ante las murallas de Tolosa (25 junio 1218), dice que por una piedra lanzada por una mujer desde lo alto de las mismas. Su hijo Amaury IV de Monfort no tenía el genio militar de su padre, con lo que acabó levantando el sitio y retirándose a Carcasona, capital de los cruzados católicos en el sur de Francia. IMAGEN SUPERIOR: BASÍLICA DE SANT SERNIN O SATURNINO. UBICADA EN TOLOSA, ES LA IGLESIA ROMÁNICA MÁS GRANDE TODA OCCITANIA Relacionados ---------------- Pedro II de Aragón muere luchando en Muret Los templarios custodiarán al rey-niño, jurado en Lérida como Jaime I ¿Qué pasó después en ARAGÓN? ¿Qué pasó después en FRANCIA?
- Berenguela de Castilla corona a su hijo Fernando y desbarata otra injerencia de León
VALLADOLID, 2 julio 1217. Hoy en Valladolid, con la coronación de su hijo como Fernando III, Berenguela de Castilla ha puesto punto y final a la guerra civil que empezó a fraguarse tras la muerte de su padre Alfonso VIII hace ahora cuatro años. La coronación ha sido posible gracias al traspaso a su hijo de sus derechos al trono de Castilla, un broche perfecto para una serie de decisiones tomadas por una de las mujeres más inteligentes, previsoras y prácticas de toda la Edad Media, digna nieta de su abuela, la gran Leonor de Aquitania. Para comprender la complejidad que alcanzó la línea sucesoria de Alfonso VIII poco antes de su muerte, debemos remontarnos veinte años atrás, cuando en 1197 se sellaba en Tarazona la enésima paz entre Castilla y León, enfrentadas por la fronteriza Tierra de Campos desde que en 1158 muriese Sancho III, el padre de Alfonso VIII, Los conflictos entre ambos reinos fueron constantes a lo largo de los treinta años siguientes, con episodios tan ignominiosos como los continuos incumplimientos de lo pactado por parte de Alfonso VIII o la alianza de León con los almohades para atacar a Castilla tras la derrota de Alarcos (1195). Esta última crisis fue la que se cerró en Tarazona en 1197, y en ella apareció una novedad con respecto a las anteriores: se acordó el matrimonio de Berenguela de Castilla, hija de Alfonso VIII, con el rey de León Alfonso IX. El matrimonio incumplía todas las normas de cosanguineidad del momento, pero su importancia política era tan grande que se llevó a cabo a pesar de la oposición del papa. Cuando siete años más tarde la iglesia hispana avisó de que no podía contener por más tiempo la amenaza de ex-comunión pontificia, el matrimonio se separó, pero Berenguela volvía a Castilla con cinco hijos de Alfonso IX de León, entre ellos el infante Fernando, coronado hoy rey en Valladolid, y sobre quién se edificó otro tratado de paz en la localidad de Cabreros, en 1204. En aquellos momentos, sobre 1204, la situación no parecía más complicada de lo normal: Alfonso IX ya tenía otro hijo mayor fruto de su primer matrimonio con Teresa de Portugal, Fernando, y Alfonso VIII tenía dos hijos con derecho al trono antes que la propia Berenguela, Fernando y Enrique. Pero la cosa empezó a complicarse en 1211; durante los preparativos de la cruzada que llevaría a las Navas de Tolosa, fallecía en el alcázar de Madrid el infante Fernando, primogénito de Alfonso VIII y destacado caudillo militar. Entonces se convirtió en heredero el otro hijo varón, Enrique, con solo 7 años de edad. Y todavía se complicó más cuando a mediados de 1214 fallecía el heredero al trono de León, dejando a sus hermanas Sancha y Dulce de León, dos mujeres, como herederas al trono. Muy poco después fallecía Alfonso VIII de Castilla, quien consciente de la complicada situación, encargó a su fiel alférez Diego López de Haro la protección de su familia. 24 días después fallecía Leonor de Inglaterra, la regente en nombre del niño Enrique I, con lo que Berenguela se convertía en la nueva regente de Castilla. Conviene detenerse aquí para analizar la delicada situación del momento: el más poderoso reino de la península tiene como regente a una brillante mujer que gobierna en nombre de su pequeño hermano. Pero además, ella misma es la siguiente, tras ese hermano, en la línea de sucesión del poderoso reino, y otro además, también es la madre del único hijo varón que le queda al soberano del poderoso reino vecino, del cual, otro además más, se independizó hace solo 50 años después de largas y cruentas guerras. Las posibilidades, y los peligros, están a la vista de todos. El primero en mover ficha fue el conde Álvaro Núñez de Lara, quien alegando la seguridad del rey, consiguió el apoyo de parte de la nobleza y se enfrentó a la propia Berenguela para exigirle la persona del rey y la gobernación del reino. Berenguela, que entonces se consideró sin apoyos suficientes, cedió y don Álvaro comenzó a gobernar el reino con el rey-niño Enrique I en su poder. Ante esa situación, Berenguela envió a su hijo Fernando a León para que su padre lo protegiese de un ataque de sus enemigos. El autoritarismo del conde pronto encontró enemigos en importantes familias de la nobleza castellana, como los Díaz de Haro, Ruiz de Girón o Téllez de Meneses. Esta facción pronto se dirigió a Berenguela pidiéndole amparo, con lo que los magnates volvían a estar divididos durante una minoría de edad, tal y como había ocurrido con la minoría del propio Alfonso VIII cincuenta años atrás. Y tal como ocurrió entonces, el soberano de León fue llamado a intervenir en favor de una de las partes. En este caso, fue el conde Álvaro Núñez quien pidió ayuda a Alfonso IX y ofreció al niño Enrique I para casarse con Sancha, una de las hijas de aquél. En las negociaciones, el de Lara fue nombrado mayordomo del rey leonés. El 12 de agosto de 1215, Alfonso IX y Enrique I se prometía apoyo y colaboración. La entrada de León en la disputa agravó la situación de los partidarios de Berenguela, quienes en varias ocasiones durante 1216 trataron de recuperar el control de Enrique I, tal y como habían dispuestos sus padres los reyes de Castilla. Pero la respuesta del conde Álvaro Núñez fue concentrar sus tropas y sumar a ellas las de su aliado leonés. En la primavera de 1217 la guerra civil volvía a entrar en Castilla por donde siempre, por la sufrida y otra vez devastada Tierra de Campos. Las expectativas para los partidarios de Berenguela eran cada vez más sombrías. Así se llegó al verano de 1217, cuando las tropas del conde Núñez de Lara, con el rey en su poder, se encontraban en Palencia. Y allí tuvo lugar el incidente que cambió la historia; mientras jugaba con otros niños de su edad, Enrique I fue golpeado por la caída accidental de una teja. La herida le causó una hemorragia que no pudo ser detenida, y el niño rey acabó muriendo el 6 de junio de 1217, Berenguela de Castilla se convertía en la heredera al reina de Castilla. La muerte del rey Enrique (13) lo cambió todo. Álvaro de Núñez intentó esconder la noticia, pero Berenguela recibió cumplida información sobre el estado de su hermano. Y se movió rápido. Su primera decisión fue sacar a su hijo de la protección de su padre, Alfonso IX de León, pues su nueva condición de heredero de los dos reinos lo convertía en una amenaza, algo que de lo que su padre no quería ni oir hablar. A continuación trató el más espinoso de los temas; a pesar de que todos reconocían que Berenguela era la heredera legal al reino de Castilla, el hecho de que fuera mujer mantenía escéptica a una buena parte de la nobleza. Al respecto, Berenguela no dudó en sacrificar su derecho por el bien del reino (y de su hijo), con lo que acordó traspasar sus derechos a éste y el 2 de julio, menos de un mes después de la muerte de Enrique I, Castilla coronaba un rey adulto y terminaba con un proceso de zozobra que ya duraba cuatro años. Alfonso IX de León siguió atacando y saqueando las tierras en torno a Valladolid, pero la consumación de los hechos y la actitud de Fernando III, que mantenía que Castilla sería aliada de León, hicieron que Alfonso IX acabara por retirarse de Castilla, una paz que se formalizó en Toro, el 26 de agosto de 1218 (Pacto de Toro). No obstante, Alfonso IX de León borró el nombre de su hijo de toda la correspondencia real, donde solo eran citadas las infantas Sancha y Dulce como herederas al trono de León. Recreación La localidad riojana de Nájera conmemora cada 1 de mayo la aclamación de la ciudad a Fernando III, hecho que supuestamente tuvo lugar un año después de la coronación del rey, en 1218. Esta recreación se incluye en la celebración de las fiestas patronales de la ciudad, que tienen lugar el 28 de abril, festividad de San Prudencio. IMAGEN SUPERIOR: RETRATO IMAGINARIO DE BERENGUELA DE CASTILLA, DE FRANCISCO PRATS Y VELASCO (1850) Relacionados ---------------- Alfonso VIII y Leonor de Inglaterra, los reyes que encumbraron Castilla Cabreros; ¿la paz definitiva entre Castilla y León? Noticias de CASTILLA Calendario de RECREACIONES ¿Qué pasó después en LEÓN? ¿Qué pasó después en CASTILLA?
- Luis de Francia es aclamado rey de Inglaterra en la catedral de San Pablo
LONDRES, 14 junio 1216. El príncipe de Francia Luis Capeto ha conquistado la ciudad de Winchester, y tras controlar la mitad del reino inglés, ha entrado en Londres, donde ha sido aclamado como rey de Inglaterra en la catedral de San Pablo. Sin embargo no ha sido coronado por el arzobispo de Canterbury, un requisito imprescindible para ostentar la corona inglesa. Tras la derrota de Bouvines, los barones ingleses obligaron al rey Juan I a firmar la Carta Magna en las praderas de Runnymed (1215), aceptando someterse a la primera constitución escrita. Pero el papa condenó dicha constitución en el IV Concilio de Letrán, lo que fue aprovechado por Juan I para desdecirse de su juramento y volver a enfrentarse a los barones. En este contexto, el de la llamada Primera Guerra de los Barones, los nobles ingleses pidieron ayuda a Francia para derrotar a Juan I, también conocido como Juan Sin Tierra. 150 años después de la invasión normanda de Guillermo El Bastardo (1066) otro príncipe francés buscaba de nuevo coronarse rey de Inglaterra. La empresa, no obstante, contaba con la oposición de su padre Felipe II Augusto y del papa Inocencio III. Pero Luis siguió adelante y en mayo de 1216 desembarcaba en en la costa de Kent. Ante la noticia, Juan I escapó a Winchester, lo que dejó el camino expedito hacia la capital inglesa, donde Luis Capeto fue aclamado como rey de Inglaterra, aunque no fue coronado, ya que el arzobispo de Canterbury, Stephen Langton, se mantuvo obediente al papa y del lado del rey Juan I. Tras la aclamación, continuaron llegando apoyos de los barones al aspirante francés, adhesiones que siguieron cuando se dirigió a Winchester, ciudad en la que entró el 14 de junio, cuando Juan I ya había huido. Sin embargo, no todos los barones y tenientes de castillos se habían pasado el bando del príncipe de Francia, con lo que Luis tuvo que emplearse a fondo en algunos asedios, como fueron los casos de Windsor o Rochester. Uno de ellos fue el de Dóver, ciudad que no había conquistado pese a su importancia, ya que desde dicha plazo se tiene el control absoluto de las comunicaciones con el continente. Este error le pasaría una importante factura más tarde. Juan I reaccionó poco después y pudo conquistar el castillo de Rochester. Pero en ese momento el rey inglés murió (18 de octubre, castillo de Newark), y con él desapareció la causa que dividía a los nobles ingleses. Los barones decidieron que les convenía más un rey de 9 años, en la persona de Enrique, hijo de Juan I e Isabel de Angulema, que la del príncipe francés. Enrique III fue coronado rey de Inglaterra en la catedral de Gloucester, el 28 de octubre, mientras que le regencia caía en manos de William Marshall, uno de los caballeros más respetados de Inglaterra. Aunque Luis de Francia todavía mantenía el apoyo de algunos barones, el trabajo de Marshall fue atrayéndolos hacía Enrique III, de tal manera que a primeros de 1217, el príncipe Luis llegó a la conclusión de que había llegado la hora de abandonar Inglaterra. Una tarea que no fue nada fácil, pues tanto su estancia como la llegada de refuerzos fueron constantemente atacados desde Dover, la ciudad que Luis no quiso conquistar en sus prisas por entrar en Londres. Poco después de la coronación de Enrique III, lo barones retomaron la Carta Magna de 1216, que había sido condenada por el papa y derogada por Juan I, y la reescribieron para que el joven rey inglés la jurara. Tras un paréntesis de meses, Inglaterra volvía a tener una constitución escrita. La catedral de San Pablo donde fue aclamado Luis de Francia era la antigua catedral de Londres, que fue destruida en el gran incendio que arrasó la ciudad del Támesis en 1660. Sus obras habían sido comenzadas por los normandos en 1086, pero tardaría 200 años en terminarse, lo que tuvo lugar en la década de 1240. Tenía las paredes de piedra, pero su techa era de madera por la dificultad de sostener un cerramiento de piedra. En sus paredes se abrían unas magníficas vidrieras, que llegan a ser citadas en los Cuentos de Canterbury. Era la tercera catedral más grande de Europa y su aguja era una de las más altas de la Cristiandad. Relacionados ---------------- Juan I accede someterse a la ley; nace la Carta Magna en Inglaterra Bouvines; milagrosa victoria de Francia contra la coalición anglo-imperial ¿Qué pasó después en Francia?
- Juan I accede someterse a la ley: nace la Carta Magna, primera constitución escrita
RUNNYMED, 15 de junio de 1215. Juan I de Inglaterra ha llegado a un acuerdo con los barones rebeldes y ha aceptado someterse a la llamada Carta Magna, un documento cuyas cláusulas protegen los derechos de los barones y ponen límites a las actuaciones de la corona. El acuerdo ha tenido lugar en las praderas de Runnymed. Al contrario que otras monarquías dirigidas por reyes más fuertes, como Francia o Castilla, este hecho se considera el momento en que se frena el autoritarismo de la corona inglesa y se establecen las bases de un nuevo modelo de relación pactista entre monarquía y nobleza. Las malas relaciones de Juan I de Inglaterra con los señores ingleses vienen de años atrás, y se agudizaron especialmente tras las derrotas en la guerra contra Francia de 1202-1204, cuando los ingleses fueron expulsados de la mayoría de lo que hoy es Francia. Pero el momento de ruptura definitiva ha llegado tras la batalla de Bouvines, en julio del año pasado, cuando el rey inglés fue derrotado junto a su aliado el emperador Otón IV por las tropas de Felipe II de Francia. Pocos meses después, tras regresar a la isla, el rey supo que los barones del norte y este de Inglaterra se habían levantado en su contra exigiendo el cumplimiento de la Carta de las Libertades de Enrique I, unos compromisos que el abuelo de Juan acordó con la nobleza para ser coronado en agosto de 1100. Juan I gestionó este levantamiento con su estilo hábil y torticero, dando largas al cumplimiento de las promesas y dilatando los plazos con el objetivo de conseguir el apoyo de Roma, de quién se había declarado vasallo en 1213 (para que levantara la excomunión recibida por negarse a aceptar a Stephen Langton como arzobispo de Canterbury). Así, en enero de 1215 convocó un concilio en Londres para garantizar los privilegios de la iglesia, al tiempo que reclutaba mercenarios para enfrentarse a los barones. Pero para cuando estuvo listo, la unión de los barones se había fortalecido y en su avance consiguieron tomar Londres. Ante esta situación, Juan I accedió a reunirse con los nobles en las praderas de Runnymed el 10 de junio, donde pocos días después se llegó al acuerdo con la intermediación de Stephen Langton. En cualquier caso Juan I, fiel a su estilo, no tiene ninguna intención de respetar los acordado ni someterse a ninguna ley que no sea la de su propia voluntad. Para ello ha conseguido el apoyo del papa Inocencio III, su señor feudal, quien en agosto de 1215 ha hecho llegar instrucciones a Londres declarando la Carta Magna ilegal y vergonzosa, y pidiendo a los legados que excomulgaran a los barones rebeldes. Pero los barones no solo han rechazado las instrucciones del papa, sino que se han negado a abandonar Londres y, para sorpresa de todos, han pedido ayuda ni más ni menos que al príncipe Luis de Francia, a quien han ofrecido el mismo trono de Inglaterra si derrotan a Juan I. Se llega así a una situación de máxima confusión, pues Felipe II de Francia, padre de Luis, es aliado del papa Inocencio III, con lo que ninguno de ambos ve con buenos ojos la intervención del príncipe Luis en contra de un vasallo de Roma. Las consecuencias de todas estas acciones ahora mismo son imprevisibles. IMAGEN SUPERIOR: "ARTÍCULOS DE LOS BARONES", DOCUMENTO SOBRE LOS QUE SE NEGOCIO LA CARTA MAGNA DE 1215, EN LA BIBLIOTECA BRITANICA. OBTENIDA DE WIKIPEDIA Relacionados ---------------- Bouvines; milagrosa victoria de Francia contra la coalición anglo-imperial Francia arrebata Normandía, Flandes y Bretaña a Inglaterra ¿Qué pasó después?
- Concilio de Letrán IV; los judíos deberán vestir ropajes especiales
ROMA, 11 noviembre de 1215. Con fecha de hoy han dado comienzo las sesiones del concilio ecuménico convocado por el papa Inocencio III. El concilió se prolongará durante más de un año, hasta que se clausure el 30 de noviembre de 1216. El concilio, cuya principal finalidad es establecer un programa contra la proliferación de las herejías, también es considerado como la proclamación de un programa político acorde con la situación de preeminencia del papado y del reino de Francia dentro de la Cristiandad tras la victoria de Bouvines. Por primera vez, la iglesia determina que los judíos deberán llevar marcas o ropajes especiales que los distingan de los cristianos. Dada la mejora de las comunicaciones, el concilio de Letrán IV fue el mayor de toda la historia de la iglesia, pues el número de altos cargos eclesiásticos que asistieron superó los 1.200, con más de 400 obispos y más de 800 abades asistentes. Sin duda, el tema principal del concilio ha sido la lucha contra la proliferación de las herejías que dividen a la Cristiandad y destruyen la doctrina católica. Los cátaros o albigenses en el Languedoc, los valdenses en Francia o los joaquinistas en Italia son las desviaciones más importantes en estos momentos y que han salido de sacerdotes católicos que han interpretado las escrituras de forma heterodoxa. Para luchar contra ellas, se han establecido una serie de cánones que afectan a la formación del clero, la doctrina de la iglesia y la disciplina eclesiástica. Por ejemplo, es la primera vez que aparece el término transubstanciación para explicar la presencia de Dios en la misa, se establece por primera vez la obligación de confesión y comunión al meno una vez al año y se prohíbe la creación de nuevas órdenes religiosas (al respecto, recordamos que la de Francisco de Asís fue autorizada solo verbalmente en 1211). Las disposiciones también han afectado a los judíos, a los que se obliga a vestir con ropas que los distingan, además de prohibir que los cristianos realicen contratos con ellos. Finalmente, se ha ratificado el llamamiento a la Quinta Cruzada que Inocencio III realizó en abril de 1213, y que pretende atraer al recién nombrado emperador Federico II Roger, y la continuación de la cruzada contra los cátaros, algo demandado por Felipe II de Francia para ampliar sus dominios en el sur del país. En el concilio también se ha condenado la Carta Magna que los barones ingleses rebeldes obligaron a firmar a Juan I de Inglaterra el verano pasado, pues la iglesia la considera vergonzosa, al tiempo que declara inaceptable que se limite la jurisdicción de un señor feudal vasallo de Roma. El Concilio de Letrán IV es considerado uno de los concilios más importantes de la Edad Media, sino el que más importantes. Sus disposiciones, tanto en lo que se refiere a la lucha contra las herejías como a la cruzada o la disciplina eclesiástica, marcarán los acontecimientos de los próximos años, afectando a las siempre conflictivas relaciones imperio-papado, incorporando el Languedoc al reino de Francia o con la creación de la inquisición pontifica. El IV Concilio de Letrán es el decimosegundo concilio ecuménico de la iglesia, siendo el primero el Concilio de Nicea en 325 y el último y vigesimosegundo el Concilio Vaticano II de 1968. IMAGEN SUPERIOR: CONCILIO DE LETRAN IV, OBTENIDA DE WIKIPEDIA Relacionados ---------------- Inocencio III proclama la Quinta Cruzada El asesinato del legado papal acaba con el diálogo; comienza la cruzada contra los cátaros ¿Qué pasó después?
- Pedro Maza luchó en la batalla de Las Navas de Tolosa
LAS NAVAS DE TOLOSA, julio 1212. Pedro Maza, de quien desciende el noble del mismo nombre que más tarde será señor de Novelda participó en la batalla de Las Navas de Tolosa dentro de las huestes aportadas por Pedro II de Aragón, y por lo tanto contribuyó a la crítica tarea de sostener el flanco izquierdo de las fuerzas cristianas mientras la caballería pesada castellana y la órdenes militares rompían el centro musulmán y hacían huir al califa al-Nasir. Así lo cita Juan Zurita en su obra "Anales de la Corona de Aragón", escrita en 1580.: "“Llegó a Toledo el rey de Aragón en la octava de Pentecostés del año 1212, y fue recibido por el arzobispo y clero con procesión; y aposentose en la huerta del rey adonde estuvo aguardando sus gentes. Fueron con él a esta guerra: don García Frontin obispo de Tarazona, don Berenguer obispo de Barcelona, don Sancho conde de Rosellón su tío, don García Romeu, don Jimeno Cornel, don Guillén de Peralta, don Miguel de Luesia, Aznar Pardo, don Nuño Sánchez hijo del conde don Sancho y de doña Sancha Núñez hija del conde don Nuño de Lara, don Lope Ferrench de Luna, don Artal de Foces, don Pedro Maza, don Atorella, Jimeno de Aibar, don Rodrigo de Lizana, don Pedro Ahones, el conde de Ampurias, Ramón Folchs, don Guillén de Cardona y don Guillén de Cervera, Berenguer de Peramola, Guillén Aguilón de Tarragona y Arnaldo de Alascón”. Pedro Maza era nieto de Fortuñ Garcés, el señor que destacó en la conquista de Huesca (batalla de Alcoraz, 1096) porque sus huestes empuñaban mazas en lugar de espadas, un arma más efectiva en la lucha cuerpo a cuerpo porque no se enredaba en los turbantes y ropajes de los enemigos. Por estas acciones, el rey Pedro I le dijo que se cambiara el nombre de Garcés por el de Maza. Más tarde Fortuñ Maza también apareció en el fracasado sitio de Fraga, donde el rey Alfonso I El Batallador, hermanastro y sucesor de Pedro I, perdió la vida. Por estas fechas, Pedro Maza domina el linaje junto con su primo Blasco Maza, aunque de este último no tenemos noticias La relevancia de Pedro Maza dentro de la alta nobleza aragonesa se comprueba también poco después, cuando su hijo Velasco Maza es nombrado comendador de Montalban (tal y como cita Miguel Ángel Cantó Gómez en su Enciclopedia de los Apellidos de Novelda), el castillo-convento principal de la orden de Santiago en Aragón, con lo que alcanzaría el título de comendador mayor de Aragón. IMAGEN SUPERIOR: PEDRO MAZA Y HUGO IV DE AMPURIAS EN UNA PINTURAS MEDIEVALES CONMEMORATIVAS DE LA CONQUISTA DE MALLORCA, DONDE TAMBIÉN PARTICIPARÁ OBTENIDO DE WIKIPEDIA Relacionados ---------------- Grandiosa victoria hispánica en Las Navas de Tolosa El linaje de los Maza entra la nobleza descontenta con Pedro II ¿Qué pasó después en Novelda?
- Alfonso VIII y Leonor de Inglaterra, los reyes que encumbraron a Castilla
GUTIERRE-MUÑOZ. 6 octubre 1214. Alfonso VIII de Castilla (59) ha muerto hoy cuando se dirigía con su séquito a Plasencia para entrevistarse con su yerno Alfonso II de Portugal (casado con Urraca de Castilla). La salud del rey se había deteriorado de forma importante tras la victoria de Las Navas de Tolosa dos años atrás, y desde entonces había sufrido graves crisis que, en alguna ocasión, parecieron llevarlo a la muerte, a pesar de lo cual siguió atendiendo los asuntos de Castilla hasta el último minuto. Veinticuatro días después, el día 31 del mismo mes, falleció su esposa Leonor Plantagenet (51, hija de la reina de Inglaterra Leonor de Aquitania), con quien se había casado cuando ambos tenían 14 y 10 años, respectivamente. Bajo su reinado, Castilla se convirtió en el reino más dinámico de Espana (el nombre romance de Hispania) y quedaron sentadas las bases para que su nieto la convirtiera en la potencia dominante de la península Ibérica, posición que ya no abandonaría. Algo que, en cierta medida, puede calificarse de contra todo pronóstico, pues Alfonso VIII se convirtió en rey de Castilla a los tres años de edad, tras la muerte de su padre Sancho I en 1158 y solo cuatro años después de que su abuelo el emperador Alfonso VII dividiera el reino de León entre Léon, para su hijo Fernando, y Castilla, para Sancho. Se trataba, pues, de una minoría de edad en un reino recién creado, que para más inri había sido acordado entre los dos hijos del emperador que si uno moría el otro heredaría el reino, buscando de nuevo la reunificación de los dominios. Pero cuando se produjo la muerte de Sancho I, una parte de la nobleza castellana, capitaneada por los Pérez de Lara, no aceptó que Castilla volviera a ser gobernada desde León, con lo que se produjo una guerra civil en la que Fernando II de León no dudó en intervenir conquistando Burgos, Segovia y Toledo (1160). Sin apenas tener conciencia de ello, el niño-rey Alfonso estaba sufriendo la primera gran crisis que pudo haber acabado con Castilla. Pero la resistencia de la nobleza castellana y de varias de sus ciudades, especialmente Soria, permitieron que el niño rey no fuese enviado a León, mientras que, más mal que bien, Castilla se defendía de los ataques leoneses, a los que también se sumaron los pamploneses. Pero diez años después, ante la presión de los almohades y de la misma Roma, que seguía escandalizada por las luchas entre cristianos, todo empezó a cambiar. Así, en los acuerdos de Sahagún de 1170 consiguió arrebatar a Aragón los derechos de conquista sobre el reino de Murcia, mejorando mucho lo acordado por su abuelo el emperador en Tudején (1151). Pero inmediatamente después se volvió contra León y contra Pamplona y recuperaba los territorios perdidos en los primeros años. A partir de ahí, Alfonso VIII entró en una carrera de éxitos que sorprendió y asustó a todos su vecinos; en 1173 recuperaba La Rioja y atacaba la misma Pamplona, en 1177 conquistaba Cuenca a los almohades, en 1179 todavía mejoraba sus derecho de conquista sobre Murcia en el Tratado de Cazola, y comandó exitosas razias contra los almohades durante los años 80. Tal fue la impresión que esta vertiginosa carrera causó entre sus vecinos, que en 1191 todos ellos se aliaron contra Castilla en la Liga de Huesca, alianza que, en cualquier caso, no fue más allá por la (de nuevo) intervención de la escandalizada Roma. Pero también reaccionaron los peligrosos almohades, cuyo califa al-Mansur decidió cruzar el estrecho y enfrentarse al rey castellano, un Alfonso VIII que, envalentonado por tanto éxito, se enfrentó a los almohades sin las precauciones adecuadas, lo que le costó la dura derrota de Alarcos (1195). Con el ejército castellano apenas operativo, sus vecinos vieron la oportunidad de arrebatar a Alfonso VIII los territorios en disputa, especialmente la Tierra de Campos con León y La Rioja con Navarra, y para ello no dudaron en aliarse con los mismos almohades. El monarca se encontraba en la segunda de las crisis que pusieron en peligro su reino. Pero de nuevo las acciones no fueron definitivas: la falta de explotación de la victoria de Alarcos por parte de los almohades, la enésimo intervención de Roma y el apoyo de su mejor aliado Alfonso II de Aragón, minimizaron los daños en las Vistas de Tarazona, en 1197. Y de nuevo la resurrección de Castilla: solo tres años después, Alfonso VIII se lanzaba contra Navarra y le arrebataba no solo La Rioja, sino El Duranguesado y su salida al mar, un golpe terrible para el comercio de la época. Y aún más allá, pues con San Sebastián en su poder, Casatilla conectaba con Gascuña, la tierra que había aportado en dote su mujer Leonor de Aquitania, una empresa que, no obstante, acabó abandonando por la resistencia del rey inglés su cuñado Juan Sin Tierra y por la complejidad de las relaciones en el sur de Francia. Desde entonces, Alfonso VIII se dedicó por entero a preparar una nueva confrontación con los almohades, pero esta vez lo haría con la adecuada planificación y paciencia, consiguiendo la declaración de cruzada contra los almohades, lo que atrajo a caballeros ultrapirenaicos y a los reinos de Navarra y Aragón. Ello llevó a la gran victoria de Las Navas de Tolosa, que ha dejado a las grandes ciudades de Al-Ándalus sin fuerza militar operativa que los defienda. Sin embargo, la explotación de la victoria no va a ser fácil. Alfonso VIII comenzó recuperando importantes plazas y castillos musulmanes, como los castillos de Alcaraz y Dueñas (entregado a la orden de Calatrava) o Alcalá del Júcar, pero también fracasó contra otras, como Baeza, cuyo sitio se vio obligado a levantar tras un largo e infructuoso asedio. La conquista del resto de Al-Ándalus no parece ser que vaya a ser una empresa fácil. En cualquier caso, ya no será una cuestión suya. Alfonso VIII y Leonor Plantagenet están enterrados en el monasterio de Santa María de las Huelgas, en Burgos, un cenobio que se levantó por orden de la misma Leonor Plantagenet. Le sucede como rey de Castilla su hijo Enrique I (tras el fallecimiento en 1211 del primogénito Alfonso), un niño de diez años que, primero, iba a ser regentado por su madre Leonor Plantagenet, pero que tras la muerte de ésta lo será por su hermana mayor Berenguela de Castilla, la que fue esposa de Alfonso IX de León pero cuyo matrimonio fue disuelto por la Santa Sede. Sin embargo, no toda la nobleza está de acuerdo con ello: Álvaro Núñez de Lara (de nuevo la casa Lara) se ha negado a aceptar la regencia de Berenguela y pide para si la custodia del rey niño. Está por ver cómo afectarán a Castilla los problemas de esta minoría, precisamente ahora que no hay una fuerza militar significativa defendiendo Al-Ándalus. IMAGEN SUPERIOR: SEPULTURAS DE ALFONSO VIII Y LEONOR DE INGLATERRA, EN EL MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE LAS HUELGAS, BURGOS Relacionados ---------------- Grandiosa victoria hispánica en Las Navas de Tolosa Una Castilla herida resiste la alinaza de León, Navarra y los almohades Los almohades destrozan al ejército castellano en Alarcos Alfonso VIII asusta a sus vecinos ¿Qué pasó después?