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Muere Gengis Kan, creador del mayor imperio terrestre de la historia


 

NING-XIA, 18 agosto 1227. Gengis Kan, el caudillo que unificó a los mongoles y dirigió la extraordinaria expansión de este pueblo, ha muerto hoy en Ning-Xia (actual Yinchuan), la capital del reino Xia Occidental, cuando participaba en el asedio de la ciudad. Oficialmente ha muerto por las heridas causadas tras la caída de su caballo, lo que no deja de extrañar a muchos dada su larga experiencia como jinete. Tenía 65 años de edad. Gengis Kan había vuelto al reino Xia Occidental para sofocar una cadena de revueltas de los tangut. Tras la caída de la ciudad, todos sus habitantes, no solo los guerreros, han sido pasados a cuchillo y la ciudad ha quedado reducida a cenizas. La marca de terror y destrucción que acompaña a los mongoles ha alcanzado uno de sus puntos más álgidos. A fecha de hoy, todavía no se sabe donde está enterrado el cuerpo de Gengis Kan, y la búsqueda de su tumba es uno de los mayores retos arqueológicos.


Precisamente, fue en el reino Tangut, o Xia Occidental, donde, por primera vez, los mongoles salieron de su zona de asentamiento tradicional e iniciaron su expansión (1209), aunque la falta de experiencia en el asalto a ciudades amuralladas impidió el asalto y acabó con un pacto de sumisión. En esta región se adueñaron de un importante tramo de la Ruta de la Seda. Poco después, en 1212, iniciaron su asalto a la China Jin o del Norte. Aunque su capital Zongdhu no pudo ser asaltada, el sitio y el hambre acabaron con la sumisión del emperador Jin a los mongoles. Pero en 1215, los Jin desobedecieron al kan y desencadenaron la represión que, esta vez sí, acabo con la toma y destrucción de Zongdhu y la masacre de su población. Los mongoles habían aprendido a asaltar ciudades. Sobre sus ruinas fundaron una nueva ciudad que llamaron Yaijing, un nombre que derivará en Beijing, en español Pekín.


Una vez llegados al Pacífico, Gengis decidió girar al oeste en lugar de hacia al sur, donde la China Song (o del Sur) y los reinos coreanos se asentaban sobre tierras irregulares y cubiertas de arrozales que hacían difícil las maniobras de la caballería, la principal arma mongola. En el oeste entraron en contacto con el recién creado imperio corasmio, con quien inicialmente firmaron un acuerdo comercial. Pero un incidente con una caravana mongola desató las hostilidades que terminaron con la toma de Samarcanda y otras grandes ciudades de la Ruta de la Seda, como Bujara, Merj o Urgench (1220). Pero los mongoles no se detuvieron allí; dos columnas persiguieron al sah Mohammed (+1222) hasta el Mar Caspio. En su camino, contactaron con el califato abassí de Bagdad, llegando a planear el asalto a la ciudad. Finalmente, viraron al norte y saquearon los territorios que hoy son Georgia y Azerbayán (1222). Tras sus victorias, los mongoles entraron en la estepa ucrania, y derrotaron a las tropas del rus de Kiev en la terrible batalla del rio Kalka (1223), la ciudad se salvó por la gran anchura del río Dnieper. La inestabilidad y las revueltas en el reino Xia Occidental frenaron el avance. En menos de 20 años, los mongoles han creado el mayor imperio terrestre de la historia, con más tierras bajo su control que las que los romanos tardaron 400 años en dominar. Su imperio tendrá la misma extensión que todo el continente de África.


La historia de Gengis Kan no sería del todo justa si solo nos ciñéramos a su hazañas bélicas y al terror que las acompañaba, y obviásemos la avanzada organización que edificó para controlar tan extensos territorios, adoptando instituciones de los pueblos conquistados. Como la Yassa, una avanzada legislación que ordenaba la vida social, o el Yam, un sistema de postas que permitía enviar información de un extremo al otro del imperio en tiempo récord. Además, una vez terminadas las conquistas, pasaba el tiempo del terror y llegaba el de la Paz Mongola; sus caminos y ciudades se convertían en los más seguros del planeta si no se desafiaba la autoridad del kan. Ello ha permitido un nuevo florecimiento de la Ruta de la Seda, que hasta la llegada de los mongoles se había convertido en un lugar frecuentado por salteadores. Con esta seguridad, el comercio a través de la Ruta de la Seda experimentará un florecimiento espectacular, y con él crecerán los impuestos, convirtiendo a Gengis Kan en el gobernante más rico del planeta.


Gengis Kan fue enterrado en un lugar secreto, se supone que alrededor de Karakorum, la capital mongola. Siguiendo sus instrucciones, todos los que participaron en el cortejo fúnebre, o solamente lo presenciaron, perdieron la vida para que no pudieran contar nada sobre él. Hoy en día todavía no se ha encontrado su tumba. Gengis Kan repartió su fortuna y su imperio entre su cuatro hijos: Yetchi, el primogénito, y después su hijo Batu (22), gobernaron sobre el Kazajstán; el segundo, Yagatai (44), se asentó en el Turkestán; Odegei (41), el tercero, recibió Zungaria y China y, finalmente Tului (37), el menor, recibió Mongolia. El mundo queda a la espera de comprobar cómo la muerte de Gengis Kan afectará a la expansión del pueblo mongol.


IMAGEN SUPERIOR: DETALLE DE ESTATUA DE GENGIS KAN, DE NATIONAL GEOGRÁPHIC




LA MAYOR ESTATUA EQUESTRE DEL MUNDO EN ULAN BATOR, EN HONOR DE GENGIS KAN


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