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Pedro II de Aragón muere luchando en Muret



 

TOLOSA, 13 septiembre 1213. Pedro II de Aragón ha fallecido hoy en una escaramuza que ha tenido lugar durante el sitio de la ciudad fortificada de Muret, a dónde había acudido en ayuda de su vasallo Raimundo VI de Tolosa en su lucha contra el ejército cruzado de Simón de Monfort. Tenía 35 años de edad y vivía su momento de gloria tras su heroica participación en la batalla de Las Navas de Tolosa. Aunque las noticias sobre la acción son muy confusas, parece ser que los aragoneses cometieron un error en el asedio de la ciudad, y que a pesar de su mayoría numérica y de que los sitiados tenían pocas provisiones, una salida de éstos sorprendió totalmente a los atacantes.


Simón de Monfort y Arnadlo Amalrico, arzobispo de Narbona, retomaron los ataques a los cátaros tras el regreso de los cruzados participantes en Las Navas de Tolosa. En enero de 1213, Monfort y Amalrico volvieron a atacar los territorios de Raimundo VI de Tolosa. Ante la incursión, el conde tolosano pidió protección al papa Inocencio III, quien en favor de su vasallo Pedro II de Aragón, accedió a convocar un concilio en Lavour (la ciudad donde los católicos quemaron 400 cátaros en septiembre 1211). El concilió dictaminó la devolución de las tierras a sus propietarios, pero siempre y cuando éstos aceptaran la sumisión a la iglesia de Roma. Raimundo VI de Tolosa se negó (lo que provocó un nuevo enfado de su señor Pedro II de Aragón) y la cruzada albigense siguió adelante. Simón de Monfort retomó los ataques en dirección a Tolosa y fue conquistando todas las ciudades a su paso, hasta que en la primavera de este año tomó la ciudad.


Ante la caída de la importante ciudad del Garona, Pedro II no tuvo más remedio que atender las llamadas de sus vasallos, una eventualidad que había tratado de evitar a toda costa. Pero esta vez estaba claro que nada detendría a los francos. Durante el verano convocó a sus caballeros y en agosto cruzó el paso de Canfranc. Al otro lado de los Pirineos se reunión con las huestes de Raimundo de Tolosa, Raimundo Roger de Foix y Fernando de Cominges. En total unos 2.000 caballeros, mitad provenzanos mitad aragoneses, y el 10 de septiembre comenzó el asedio de Muret. En principio todo estaba a favor Pedro II: superados en número y con provisiones para pocos días, los cruzados se encontraban en una situación crítica. Pero ante ello, Simón decidió hacer una salida por una puerta que no estaba controlada por los aragoneses. El 13 de septiembre sus caballeros cayeron por sorporesa sobre los sitiadores, a los que fue derrotando carga tras carga debido a su desorganización. En medio de la refriega Pedro II cambió su vestimentas con otro caballero para poder lanzarse al ataque. Dos caballeros cruzados se lanzaron a por el que creían rey y lo mataron. Pero Pedro II, para evitar la desbandada, tuvo que descubrirse gritando que el rey estaba aquí y seguía vivo. Poco después, los cruzados lo envolvían y lo mataban, culminándose el desastre. Tras la muerte del monarca, el ejército occitano-aragonés huyó en desbandada y fue objeto de una sangrienta persecución. Hasta ochenta caballeros aragoneses perdieron la vida durante la batalla.

La derrota podría tener consecuencias catastróficas para Aragón: a la pérdida del monarca se une una grave crisis sucesoria para la corona, con el heredero Jaime en poder de Simón de Monfort y con solo 5 años de edad. Un heredero que, en cualquier caso, no era en absoluto del agrado de su padre, quien lo consideraba fruto de una treta de su mujer María de Montpellier. Los hermanos de Pedro II, Sancho y Fernando, eran los elegidos por aquél para heredar el trono. La catástrofe para Aragón podría no haber hecho más que empezar.

La batalla de Muret supondrá el inicio del fin del dominio aragonés en el sur de Francia.

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