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Letrán III; Alejandro III confirma su dominio y pone orden en la Iglesia


 

ROMA, marzo 1179. Cumpliendo una de las cláusula de la Paz de Venecia (firmada en 1177 entre el papa y el emperador Federico Barbarroja), Alejandro III ha convocado un concilio ecuménico en Roma con el doble objetivo de reconducir la situación de la Iglesia tras el cisma de 1161 y el de reforzar la disciplina, que se había relajado mucho durante el último siglo.


El concilio ha promulgado veintisiete cánones ordenando diversos aspectos de la Iglesia Católica. En cuanto al primer objetivo, en el concilio se ha decretado la anulación de las ordenaciones realizadas por los antipapas Víctor IV, Pascual III y Calixto III, a la vez que ha afrontado directamente los principales problemas de la Iglesia.


Así, para evitar nuevos cismas, se ha elevado a 2/3 la mayoría necesaria para elegir al papa, y para acabar con la corrupción se ha prohibido la ordenación de clérigos sin los adecuados medios de subsistencia con el objeto de acabar con la simonía, es decir la petición de pagos por administrar sacramentos, administrar la bendición o enterrar a los difuntos, así como la prohibición a los monasterios de aceptar nuevos miembros mediante pago.


El concilio también ha afrontado el escándalo de las relaciones sexuales de los clérigos (nicolaísmo), prohibiendo a los clérigos recibir mujeres en sus casas y frecuentar los monasterios de monjas.


En cuanto al catarismo, una corriente herética proveniente de Italia que se ha asentado con fuerza en el sureste de Francia, Alejandro III ha exhortado a la cruzada, encargando a los príncipes la represión de la herejía. En este sentido, el concilio también ha establecido que cada iglesia catedral debe establecer un beneficio que permite la enseñanza de la doctrina de la iglesia a los alumnos pobres, lo que supone también el control de lo que se enseña en dichas escuelas catedralicias o estudios generales.


Finalmente, en el concilio también se han tratado asuntos relativos a Hispania, especialmente las alianzas de algunos reinos cristianos con los almohades, condenando con la excomunión a todo aquél que facilite o entregue armas a los musulmanes.


El concilio ha sido celebrado en la Basílica de San Juan de Letrán, que es la catedral donde tiene su sede el obispo de Roma (es decir, el papa), y es la más antigua y la de más alto rango de las cuatro basílicas de Roma, pues fue consagrada por el papa San Silvestre en 324 y está por encima de las de San Pedro del Vaticano, San Pablo Extramuros y Santa María La Mayor. El edificio actual es obra de la magna transformación que realizó Francesco Borromini en el siglo XVII.


El Tercer Concilio de Letrán es el XI Concilio Ecuménico de la Iglesia, que hasta la fecha ha celebrado veintidós. El primero fue Nicea, en 325, y el XXII fue el modernizador Vaticano II, convocado por Juan XXIII en mítico año de 1968.


IMAGEN SUPERIOR: FACHADA DE LA BASÍLICA DE SAN JUAN DE LETRÁN, EN ROMA

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